El emotivo es débil. Indefinido en las decisiones, indefinido en la fe. Es esclavo de la opinión ajena. Eso lo ha hecho infeliz, aun creyendo en Dios.
“No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” 2 Corintios 4:18