miércoles, 25 de enero de 2012

La eyaculación de la eternidad

Una de las estrategias más antiguas del diablo para derrumbar hombres de Dios es, dicho sea de paso, fue y ha sido, muy eficaz para quien no vigila, la carencia sentimental, los deseos del corazón.

Para que usted tenga una idea de cómo funciona la cosa, de un lado Dios tiene la mente (el intelecto) como sus aliados para hablar, dirigir y orientar al hombre; y del otro, el diablo tiene al corazón (sentimientos y emociones) como su aliado, y en el medio, está el ser humano. Si él se inclina hacia la razón y la fe, se librará de los lazos del diablo, pero si se inclina hacia los llamados del corazón, eso resultará en sufrimiento, en angustia y en la esclavitud del infierno.
El punto más fuerte de una relación sentimental es el sexo, es el placer sexual, y el diablo también ha usado ese placer para fomentar el disgusto de muchos. Observemos al Rey David, hombre según el corazón de Dios, que venció al gigante Goliat, y a los grandes ejércitos enemigos, pero no logró vencer su libido al ver el escultural cuerpo desnudo de Betsabé, mujer de Urías, uno de sus soldados más fieles. Él la llamó a su palacio y embriagado por el deseo ardiente de sexo, se acostó con ella (2 Samuel 11:1-4). En seguida, después de disfrutar un placer orgásmico, momentáneo, sumido en el descontento de la angustia, el vacío y el dolor al punto de descubrir que la alegría de su salvación se escurrió entre sus dedos y el Santo Espíritu se apartó triste y decepcionada de su ser. Salmos 51:11-12
De allí vino la caída, que sólo no fue mortal porque Dios usó Su misericordia por encontrar en el Corazón de David un sincero arrepentimiento y humillación denlante de Su rostro. La gran verdad es que cuando usted obrero, o pastor, cae sexualmente en pecado con una mujer, en el momento del clímax sexual, en el momento de la EYACULACIÓN, de su interior no sale sólo el semen, el esperma, sino que va junto con la unción que usted recibió, su ministerio, su credibilidad, su santidad y sobre todo, su salvación, que es derramada en el útero de una mujer. Después del placer momentáneo comienza el disgusto del vacío de todo lo que usted construyó con mucho sacrificio, luchas y lágrimas, en resumen, una vida con Dios.

De la misma forma, cuando una obrera o una esposa cae sexualmente en pecado con un hombre, en el momento del clímax sexual, en el momento de la EYACULACIÓN masculina, ella no solamente recibe el chorro el semen, sino el chorro el virus del pecado que trae el disgusto de la angustia, de la culpa, del dolor del alma, de la duda y sobre todo, de la pérdida de la alegría de la salvación. Que el Espíritu Santo tenga misericordia de nosotros y que podamos tener siempre en mente el temor del Señor como fuente de vida, para que jamás caigamos en los lazos de la muerte. Proverbios 14:27 No vale la pena cambiar el placer y el gozo espiritual de la comunión con Dios, por el dolor del agujero en el alma, a cauda de la ausencia del TODOPODEROSO y cargar para siempre la añoranza de Su presencia y Su amistad en nuestro interior.
¡Que Dios nos bendiga!                   

Obispo Sérgio Correa

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